Estamos viviendo una situación absolutamente extraordinaria. Los tipos de interés a corto plazo están en cero, llegando incluso a registros negativos. Para conseguir tipos por encima del 1% hay que colocar el dinero a plazo largo. Buscando rentabilidades mínimamente aceptables, las entidades financieras están ofreciendo a sus clientes productos con vencimiento a seis, ocho o más años. En la mayoría de los casos ofrecen ventanas de salida, pero esto no soluciona el problema. Con los tipos en cero la única variación que pueden experimentar es al alza. Es verdad que la proximidad de una nueva recesión económica hace a los Bancos Centrales ser muy cautelosos con las subidas de los intereses, pero, tarde o temprano llegarán, salvo que vivamos una “japonización” de la economía. Cuando ocurra, los ahorradores que tengan su dinero colocado en plazos largos podrían sufrir importantes pérdidas si quisieran recuperarlo antes de su vencimiento.