Que la próxima crisis está cada día más cerca no deja de ser una obviedad.

Llegue cuando llegue, cada día que pasa nos acerca a la misma. Pero ya se están confirmando los primeros indicadores que la anuncian.

Se están haciendo públicas previsiones en el sentido de que va a tratarse de una crisis de menor intensidad que la que comenzó en 2008. Probablemente sea sí, pero lo que no se suele decir es que los medios con los que cuenta la economía para hacerla frente son ahora mucho más reducidos. Buena parte de ellos, endeudamiento público y reducción de tipos de interés particularmente, se consumieron en la crisis anterior dejando muy poco margen para la próxima. El resultado final es absolutamente incierto.

Permítame darle un consejo. Si quiere proteger sus ahorros, póngase en un escenario pesimista e intente obtener toda la información posible acerca la seguridad con la que cuentan. Debería saber si es el propio Banco quien le garantiza la devolución del capital invertido. No todos los productos que comercializa un Banco cuentan con su garantía. Tampoco todos los productos bancarios cuentan con la cobertura del Fondo de Garantía de Depósito que, como sabe, protege al ahorrador de posibles insolvencias hasta 100.000 euros. No estaría de más informarse de la propia solvencia del Banco y, sobre todo, conocer si la devolución de su dinero está condicionada al comportamiento de algún índice, valor o mercado.

La “letra pequeña” desgraciadamente sigue existiendo en muchos productos financieros. Léala y si no entiende o no le explican su contenido, plantéese salir del producto en cuestión. Esta es la lección más importante que, en materia financiera, se aprendió de la anterior crisis.